Siempre que el Estado cobra un impuesto se le quita algo de libertad al contribuyente que lo paga.
Los impuestos forman parte del financiamiento de la organización gubernamental pero también son utilizados para destinar gastos a las funciones secundarias del Estado como educación, salud, etc. Digo secundarias porque estas surgieron en la tercer década del siglo pasado y la principal tarea del Estado es encargarse de la seguridad interna, la justicia y las relaciones exteriores, al menos esas son las funciones fundantes de esa entelequia llamada Estado-Nación, que podríamos decir en líneas generales, nace luego de la Paz de Westfalia.
Volviendo a la primer oración, los impuestos le quitan libertad al contribuyente. Pongamos un pequeño ejemplo: Una persona que gana, por ejemplo, 5ooo pesos (aclaro que el ejemplo es hipotético). Esta persona tiene que pagar de impuesto a las ganancias digamos unos 800 pesos, además de otros aportes impositivos pero miremos solamente ese impuesto. Supongamos que esta persona con esos 800 pesos tenía planeado usar tal cantidad para sus vacaciones. Acá vemos como el Estado le quita libertad al contribuyente al sacarle esa cantidad de dinero que la persona tenía destinada para sus vacaciones y que el Estado va a utilizarla para quien sabe que cosa.
Por esta misma razón yo pensaba que bueno sería que por Constitución se establezca un referendum cada vez que el Estado quiera aumentar los impuestos para determinadas cosas (educación, salud, obra pública), y esto a nivel nacional, provincial y municipal. De esta manera, la población sabrá en que será gastada su plata y hasta incluso tendría la libertad de rechazar caulquier aumento impositivo al no ser una decisión unilateral del Estado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario