jueves, 17 de julio de 2008

Triunfo de la república democrática

Luego de la votación de ayer en el Senado, que dicho sea de paso, el proyecto de retenciones móviles se debió someter al Congreso desde el primer día y si se hizo fué por presión de la gente y no por el autoritarismo del gobierno; marcó un hito en la historia constitucional argentina.
Desde hace mucho tiempo que el Congreso no tenía la máxima palabra en un tema relevante a nivel nacional. El voto del senador de Santiago del Estero, Rached, y el voto final del vicepresidente Cobos, mostró que las convicciones propias están por encima de la disciplina partidaria.
En los EEUU, por ejemplo, esto sucede a menudo en el Congreso, legisladores de su propio partido votan en contra del proyecto del presidente (del mismo partido también) y sin embargo eso no es visto como un símbolo de debilidad. Por ejemplo, el senador y candidato republicano, John McCain votó varias veces en contra de los legisladores republicanos y del mismo presidente Bush e incluso se ha aliado a demócratas en varias cuestiones (ej inmigración); el otro candidato, Barack Obama, en reiteradas oportunidades votó junto con republicanos y en contra de varios legisladores demócratas.
O sea, la disidencia en un mismo partido no implica un debilitamiento de las instituciones sino que las fortifica, porque las instituciones son un ente compuesto por individuos, y los individuos no somos iguales sino que siempre pensamos distinto.
Es por eso que el voto final de ayer en el Senado sirvió para fortalecer una institución que había perdido muchísimo protagonismo en comparación con la Casa Rosada, a saber, el Congreso.

4 comentarios:

Coki dijo...

Darío, coincido con lo que decís, aunque me queda la sensación (como me pasó otras veces) de que la ilusión de tener un país democrático durará poco.

Darío dijo...

Puede ser, pero por el momento está bien.

dn dijo...

Coincido, creo que hay una cultuta civico-polìtica muy empapada de ciertas connotaciones que poco aportan.
Para poner otro ejemplo, en USA hacer lobby es un hecho carente del desprestigio que aquí se le acusa. Igual sucede con negociar, o transar, pilares de la pòlitica, donde la esencia radica en distribuir bienes escazos.

Todo ello contribuye a crear logicas de amigos enemigos.

Saludos,
DN

Darío dijo...

Tenés razón Daniela, la palabra lobby está desprestigiada acá en donde se habla tanto de democracia cuando los lobbies surgen y se desarrollan en un sistema democrático-republicano.
Por el contrario, los "democráticos y distribucionistas" apoyan cosas como leyes de radiodifusión, en esencia autoritarias y estatistas.